De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), en México, 34.8 millones de personas han experimentado algún episodio depresivo en sus vidas (20.37 por ciento mujeres y 14. 48 por ciento hombres).

Otro dato perturbador es que en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 300 millones de individuos padecen ese trastorno.

A estos datos se unen otros de la Universidad Autónoma de México (UNAM), en la figura del académico de la Facultad de Psicología, Gerardo Mora Gutiérrez, quien expone que en el país de los porcentajes registrados de personas con depresión, solo 1.63 por ciento toma antidepresivos. Es decir, no se sigue ningún tipo de acción preventiva o interventiva y son, en realidad, los que menos atención especializada reciben”.

La OMS define a la depresión como un trastorno común de salud mental caracterizado por una tristeza persistente y falta de interés o placer en actividades que previamente eran gratificantes y placenteras. Además, puede alterar el sueño y el apetito, y es frecuente que concurra con cansancio y falta de concentración.

Al respecto, el universitario añade que es una enfermedad mental que afecta en mayor medida a las mujeres. Se trata de una gran pandemia silenciosa y como sociedad estamos limitados para entenderla y visualizarla, incluso socialmente existe una desvalorización a todo lo que tiene que ver con las manifestaciones del estado de ánimo, lo que también afecta a infantes y adolescentes en quienes se observan altos niveles de depresión que se asocian a la falta de condiciones de cohesión dentro de la familia y el entorno”.

Psicológicamente es una condición o afección del estado de ánimo que perturba prácticamente todos los ámbitos de la vida, por lo que una persona con tendencia depresiva estará prácticamente abandonando las diferentes actividades de su existencia, no podrá relacionarse bien, tampoco sentirá que su calidad de vida es adecuada, experimentará desinterés y aplanamiento por prácticamente todas las situaciones que le ocurren a diario; tendrá afectaciones, incluso cognitivas.

Podría pensarse, subraya, que la pandemia agudizó la incidencia de las manifestaciones sintomáticas de la depresión y, por supuesto, esto puede conducir a elevar los índices de ideación, intento, incluso, consumación suicida que, según estimaciones del INEGI, en México tenemos una tasa de suicidios de 6.5 por ciento por cada 100 mil habitantes, lo que quizá en términos del número de la población sea un porcentaje bajo; sin embargo, para 2021-2022 representó la segunda causa de muerte entre la población de 15 a 29 años.

Como sociedad, la mejor manera de enfrentarla es otorgar más voz y ruido a los estados de ánimo, al reconocimiento de que no siempre podemos estar bien y que el bienestar y la salud mental son estados ligados a sentirnos con vida, con plena capacidad de emprender acciones y sentirnos útiles.