Por Felipe Vega, fundador y director general de CECANI LATAM, empresa de capacitación para figuras no lucrativas.

En el Tercer Sector es común descubrir tendencias empresariales que guían la gestión en asociaciones civiles, fundaciones y otras figuras no lucrativas. Sorpresivamente a veces emergen de lugares insospechados como en el corazón de las fábulas. Este es un ejemplo.

Aunque cada uno de nosotros posee diferentes habilidades, entre los profesionistas exitosos existe una característica común: su alto grado de responsabilidad. Asumen que las tareas que realizan en el día a día son cruciales, se compromete plenamente en generar resultados. La ruta más fidedigna y corta para lograrlo es la pasión. Pero pocos saben realmente en qué se encuentra. Les falta autodescubrirse.

Una tendencia común es tratar de simplificar todo al máximo y asumir que una sola es la pasión que prevalece en cada uno. Esto se debe a la acotada visión en medios de comunicación y el cine. La verdad es mucho más compleja y amplia. ¿Quién se atreve a escrudiñar en tres o hasta cinco razones de vida, en aquello que no es sólo un hobby sino que posee múltiples significados en cada uno, al grado de considerarlos nuestro sentido de vida?

Así que la romántica respuesta de “seguir al corazón”, emblemática del Popol Vuh no es tan certera. Así, ¿qué cualidad realmente hace que alguien se destaque y obtenga ese ascenso?

La respuesta resulta muy pragmática, lejos de los paradigmos de grandes leyendas: un sentido extremo de responsabilidad y propiedad del trabajo. Las personas con estas cualidades descubren cómo hacer algo, incluso si el camino hacia el éxito no está claro.

Cuando las cosas se ponen difíciles, no señalan con el dedo ni levantan las manos en señal de frustración ni se quejan de que algo no es justo o es demasiado difícil. La propiedad no se trata solo de tener una sólida ética de trabajo, se trata de tener un sentido de responsabilidad para seguir adelante y cumplir.

Aunque muchas veces la gestión requiere creatividad, ingenio y persistencia, lo que distinguen a los empleados de alto rendimiento es la responsabilidad. Hay quien incluso representa el ingenio con la liebre y la responsabilidad con la tortuga en la fábula de Esopo.

La “tortuga” el trabajador responsable y obstinado en generar determinados resultados no busca culpas, sino superar excusas, por válidas que sean. Está alerta e indaga cómo superar escollos. Avanza.

Tener un fuerte sentido de responsabilidad para hacer las cosas implica curiosidad, inteligencia emocional y resiliencia son las herramientas, los medios para un fin. Es el resultado lo que valoran los jefes. Eso es lo que hará que te asciendan. La gente está más dispuesta a apostar por alguien que tiene un historial de hacer las cosas, que es el mejor predictor del rendimiento futuro.