De acuerdo a un estudio realizado por GSK, es posible que las personas de 50 años o más , que tuvieron COVID-19 tengan más probabilidades de presentar herpes zóster, una erupción cutánea dolorosa, en comparación con las personas a las que no se les ha diagnosticado COVID-19. Dicha investigación fue publicada en la revista Open Forum Infectious Deseases de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos el pasado 10 de marzo.
Los principales hallazgos fueron los siguientes:
• En este estudio de grupo, retrospectivo, se observó que las personas de 50 años o más que contrajeron COVID-19 tenían un 15% más de probabilidades de presentar herpes zóster.
• El riesgo de presentar herpes zóster fue elevado hasta seis meses después del diagnóstico de COVID-19.
• Los participantes hospitalizados por COVID-19 tenían un 21% más de probabilidades de presentar herpes zóster.

En el estudio se analizó la historia de los adultos de 50 años o más con características similares, con y sin COVID-19. Se utilizaron datos de formularios de asistencia médica de dos grandes bases de datos de EE. UU: Truven MarketScan Commercial Claims and Encounters, Medicare Supplemental y Optum Clinformatics Data Mart, además se tomaron en cuenta diversos factores de riesgo conocidos para desarrollar herpes zóster. Todas las personas vacunadas contra el herpes zóster o contra la COVID-19 quedaron excluidas de los grupos de evaluación.

El herpes zóster es causado por una reactivación del virus varicela zóster (VVZ), mismo virus que causa la varicela, el cual permanece latente en el cuerpo tras la infección inicial. Casi todos los adultos mayores de 50 años portan el virus que causa el padecimiento y al darse una disminución natural del sistema inmune, relacionada con la edad, están en riesgo de desarrollar una reactivación, ahora como herpes zóster. Sin embargo, las personas mayores de 18 años cuyo sistema inmune está suprimido o debilitado también tienen un mayor riesgo de desarrollarlo.

La doctora Yolanda Cervantes, Directora Médica de Investigación, Desarrollo Clínico y Asuntos Médicos de Vacunas en GSK México, comentó que: “Esta es la primera evidencia epidemiológica que vincula la infección previa por COVID-19 con el aumento del riesgo de presentar herpes zóster entre los adultos mayores, quienes ya tienen un mayor riesgo de desarrollar herpes zóster debido a la disminución de la inmunidad relacionada con la edad”. Y agregó: “Es importante que los profesionales de la salud sean conscientes de este posible aumento del riesgo para poder diagnosticar a tiempo a los pacientes y brindarles el tratamiento adecuado si presentan herpes zóster tras contraer COVID-19. Estos resultados también resaltan la importancia de las medidas preventivas, como la vacunación, para proteger la salud y el bienestar de los adultos mayores que se encuentran en riesgo de contraer enfermedades prevenibles por vacunación, como la COVID-19 y el herpes zóster”.

Los autores del estudio, así como las publicaciones de informes de casos, sugieren que la COVID-19 podría desencadenar el herpes zóster al alterar las células inmunes, lo que permite que el virus se reactive. Es necesario llevar a cabo una investigación más amplia para confirmar esta hipótesis.
Generalmente, el herpes zóster se manifiesta a través de una erupción cutánea dolorosa en un lado de la cara o del cuerpo. La mayoría de las personas que presentan la enfermedad refieren un dolor agudo, que suelen describir como un dolor o ardor fijo y continuo, lo cual suele alterar significativamente las actividades cotidianas de las personas durante varias semanas.

Metodología del estudio
Los datos se obtuvieron de las bases de datos Truven MarketScan Commercial Claims and Encounters, Medicare Supplemental y Optum Clinformatics Data Mart. Estas bases de datos contienen formularios de asistencia médica, medicamentos prescriptos y datos de resultados de análisis de laboratorio de pacientes ambulatorios. El estudio se llevó a cabo entre marzo 2020 y febrero de 2021.

Las personas con diagnóstico de COVID-19 por primera vez se emparejaron con sujetos de control según la edad, el sexo, los factores de riesgo de presentar herpes zóster y los costos de atención médica. Cada paciente del grupo con COVID-19 se emparejó aleatoriamente con cuatro pacientes del grupo sin COVID-19 entre un grupo de personas que reunían los criterios.

Para ser incluidas, las personas no podían haber recibido vacunas previas contra la COVID-19 ni contra el herpes zóster. El estado de vacunación se basó en los códigos del Código Nacional de Medicamentos de los Estados Unidos y en la Terminología Procesal Actual del mismo país.

Las limitaciones del estudio incluyen aquellas inherentes a la investigación retrospectiva basada en datos de asistencia médica.