Cada diciembre, el Pantone Color Institute realiza uno de los anuncios más esperados en el mundo del diseño, la moda y la creatividad global: la revelación del Color del Año. Lejos de ser una simple elección estética, este tono busca capturar la sensibilidad cultural del momento y anticipar las tendencias que marcarán el ritmo del año entrante.
¿Cuál es el color del año?

Para 2026, Pantone ha dado un giro inesperado al proclamar un tono de blanco etéreo como protagonista absoluto: PANTONE 11-4201 Cloud Dancer.

Descrito por el instituto como un “blanco ondulado y equilibrado imbuido de serenidad”, Cloud Dancer surge como respuesta a un panorama social saturado de estímulos y aceleración digital. A medida que la tecnología se vuelve omnipresente, la necesidad de espacios, colores y sensaciones que inviten a la calma se vuelve imprescindible.

Leatrice Eiseman, directora ejecutiva del Pantone Color Institute, lo explica como una “influencia tranquilizadora en una sociedad frenética”, un matiz asociado con nuevos comienzos y el anhelo colectivo de un reinicio emocional.

¿Cómo seleccionan el color del año?

Desde 1999, el instituto analiza minuciosamente cómo los fenómenos culturales, políticos y estéticos se traducen en el lenguaje del color. Para seleccionar el matiz del año, los expertos revisan imágenes, referentes visuales, movimientos creativos y la atmósfera social global. Una vez elegida la familia cromática, la atención se concentra en el tono perfecto… y también en su nombre.

El nombre es crucial: basta escucharlo para evocar una imagen”, explica Laurie Pressman, vicepresidenta del instituto.

En el caso de Cloud Dancer, su nombre sugiere suavidad, movimiento y ligereza. No se trata de un blanco cualquiera, sino de un tono preciso con un equilibrio entre matices fríos y cálidos, cuidadosamente curado para evitar la frialdad de un blanco quirúrgico. Pantone lo describe como un “susurro de calma y paz”, un color que invita a la introspección y a la creatividad sin sobresaltos.
¿Cómo se combina Cloud Dancer?

Aunque los tonos blancos llevan años dominando las pasarelas y el street style, Cloud Dancer destaca por la forma en que se relaciona con texturas y siluetas ondulantes. Eiseman señala que este color convive especialmente bien con materiales naturales, telas vaporosas y detalles como plumas, un elemento que ya vimos en momentos estelares del año.

La Gala del Met, por ejemplo, estuvo repleta de plumajes etéreos, incluido el inolvidable vestido blanco de Diana Ross con una cola de más de cinco metros. En Venecia, Emma Stone brilló con un diseño de Louis Vuitton de líneas abullonadas, mientras Rosalía optó por looks blancos y minimalistas durante la promoción de su álbum Lux.

Todo apunta a que Cloud Dancer se convertirá en el favorito de diseñadores y estilistas para crear looks que transmitan pureza, movimiento y elegancia atemporal.

En el diseño de interiores, Cloud Dancer promete ser un imprescindible. Pantone lo describe como “claridad sin frialdad, estructura sin severidad”, un blanco que se lleva de maravilla con materiales orgánicos como piedra, madera clara, fibras naturales y acentos artesanales.

Su fuerza radica en su versatilidad: es un tono que combina, armoniza y sostiene una paleta completa, dando equilibrio sin robar protagonismo. Pensado como un color “estructural clave”, Cloud Dancer se integra perfectamente con los pasteles empolvados, paletas suaves, matices difuminados y tonos profundos que ofrecen un contraste relajado y sofisticado.

Para Pantone, Cloud Dancer es casi un estado emocional. Evoca un cielo que se abre tras la tormenta, esa luz tenue que anuncia claridad. “No es solo un color, es una mentalidad”, explica el instituto. Y para hacerlo tangible, Pantone ha lanzado colaboraciones especiales con marcas como Joybird, Mandarin Oriental y Play-Doh, integrando el tono en experiencias sensoriales, objetos táctiles, decoración y hasta rituales de bienestar.

Cloud Dancer llega para recordarnos que, ante un mundo ruidoso, siempre podemos elegir la quietud. Un color que no grita, sino que susurra: respira, crea, empieza de nuevo.

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